Cuando en 2019 Rapha y el equipo Education First comenzaron a emitir en vídeos sus aventuras ciclistas, muchos aficionados (sobre todo europeos) que desconocían este tipo de carreras de repente vieron abiertas las ventanas hacia un nuevo y llamativo mundo, muy diferente del que habían conocido a lo largo de toda su vida.
La idea de lo que se acabó llamando “calendario alternativo” -o “alt-cal” en inglés- surgió de un estudio en profundidad que la marca de ropa británica realizó acerca del estado del ciclismo en general, teniendo en cuenta una multitud de variables que al final acabarían por definir la estrategia de la empresa en los años futuros. Estamos hablando, por tanto, de algo serio e importante, y de una cuestión en la que nada se dejaría al azar ni se haría por el simple hecho de hacerlo.
Una de las conclusiones a las que llegaron fue que existía una desconexión total entre el mundo World Tour y el ciclismo profesional en general con el ciclismo amateur y de base, viviendo el primero en una especie de fortaleza defendida a muerte por sus habitantes y en la que casi nadie podía entrar. Esto es algo que llevamos viendo muchos un largo tiempo, y se empieza a explicar fácilmente cuando nos damos cuenta de que la mayoría de los dueños de equipos profesionales llevan décadas manejando el deporte.

Cuando se llevaron a cabo las conversaciones entre Rapha y el EF Pro Cycling a la hora de llegar a un acuerdo de patrocinio para el que sería la nueva versión del equipo Cannondale, uno de los temas que surgió y que cobró mucha importancia fue la posibilidad de incluir a una serie de corredores profesionales en pruebas gravel y de aventura, con la idea de demostrar que el World Tour podía “bajar al barro” e iniciar así una nueva corriente que terminase por modificar totalmente el status quo del ciclismo profesional y reducir a cenizas el miedo al cambio y a perder poder que caracteriza a sus figuras más destacadas.
Saliendo de la burbuja
No obstante, por muy dispuestos que pudiesen estar Jonathan Vaughters y su equipo, había una serie de incertidumbres que podrían echar abajo todo el plan: ¿qué pasa si un ciclista se lesiona en una de estas pruebas y se pierde así carreras profesionales, que son para las que realmente le pagan? ¿Qué publicidad se daría a sí mismo un profesional en caso de no ganar o hacer un buen papel en una carrera con amateurs? O al revés: si los profesionales ganan todas estas pruebas, ¿qué pensarían los aficionados que llevan corriéndolas desde el principio?
El equipo decidió ser valiente y siguió adelante con plan, poniendo a tres de sus ciclistas en la vanguardia: Alex Howes, Lachlan Morton y el ya retirado Taylor Phinney. Y los resultados no podrían haber sido mejores: Howes y Morton realizaron un gran papel en la Dirty Kanza y en la Leadville, pisando el podium en ambas, y sólo semanas después el primero ganó el campeonato americano de ruta y el segundo una etapa del Tour de Utah en un espectacular y apretadísimo sprint. Con ello quedó demostrado que participar en el calendario alternativo no tenía consecuencias negativas para el profesional, sino más bien lo contrario. Por mucho que desde los estamentos más altos del ciclismo profesional nos haya vendido durante décadas, el ciclismo es siempre ciclismo, sea en tierra o en carretera.
Y si deportivamente los resultados fueron buenos, qué decir de los de imagen y publicidad. Ver a Lachlan Morton recorrer Gran Bretaña de sur a norte en sólo diez días con una bici Cannondale y ropa Rapha mientras dormía en sacos entre árboles y atravesaba ríos, barro y pendientes de hierba imposibles con temperaturas gélidas y en solitario durante la GBDuro quedó grabado en la mente de muchos aficionados, que empezaron a relacionar estas dos marcas con la libertad, la aventura y con cómo dando el ḿaximo de uno mismo se pueden alcanzar cotas espectaculares. Lo que necesita el ciclismo es publicidad y hacerse atractivo para la gente joven, y desde luego esta es una forma mejor que retransmitir etapas llanas de cinco horas en el Tour de Francia.

El ciclismo es posiblemente el deporte más conservador y tradicionalista, y cualquier tipo de novedad o idea diferente es vista como una amenaza y aplastada por la vieja oligarquía que lo gobierna. Sin embargo, a toda esta gente sólo la mueve una cosa: el dinero. Y si de repente los aficionados empiezan a comprar Cannondales y maillots Rapha porque ven a un tío mal afeitado y que bebe cerveza hacer cosas en bici que todos querríamos hacer en vez de intentar correr una gran vuelta, no van a poder evitar mirar a ver qué es lo que tiene eso que atrae a tanta gente.
Personalmente me cuesta muchísimo ver a cualquier equipo europeo o asiático del World Tour pensando siquiera en participar en este tipo de eventos, pero quizás sí podría haber espacio para las mentes más abiertas y menos contaminadas por la tradición de americanos y australianos. De hecho, el equipo Mitchelton-Scott (en su día Orica-Green Edge) fue el primero en grabar vídeos de humor y de la vida particular de muchos de sus corredores durante las carreras y fuera de ellas, abriendo seguramente la puerta a través de la cual Rapha y EF recogerían el testigo varios años después.
La disyuntiva del gravel
¿Y qué opinan sobre todo esto el mundo del gravel y el ciclismo de aventura? Estas competiciones están creadas y organizadas por los propios aficionados y comunidades, sin ningún tipo de órgano de gobierno que las intente controlar, y desde luego no responderían bien a la entrada masiva de grupos organizados que consiguen todo lo que se proponen con dinero.
Sin embargo, no cabe duda de que la publicidad que ha generado la participación de gente como Morton o Howes en ellas han provocado una explosión de popularidad que ha hecho que, de repente, mucha gente quiera probar esta nueva disciplina. De hecho, incluso algunos profesionales como Peter Stetina o Ian Boswell han decidido dar un gran salto al vacío y organizar sus propios sponsors para dedicarse a tiempo completo al gravel. Y sólo hay que seguirlos un poco en redes sociales para darse cuenta de que no lo hacen por dinero, sino por amor a la bici y a lo que representa.
Todos los World Tour que se han pasado a tiempo parcial o completo al ciclismo de aventura no dejan de repetir una frase: no estamos aquí para apropiarnos del gravel, sino porque queremos ser uno más entre los aficionados. Parece un acuerdo con el que todos salen ganando, y al menos por ahora los datos y la experiencia así lo demuestran. El tiempo dirá si la visión de Rapha era correcta y si el World Tour empieza a parecerse más a una playa que a un resort de vacaciones para extranjeros.
*Si estáis interesados, os recomendamos visitar el canal de YouTube del calendario alternativo de Rapha y EF Pro Cycling.